TESORO ESCONDIDO

sábado, abril 25, 2009

TESORO ESCONDIDO

por jorge.

Cierto anciano, de setenta años de edad y vecino de Londres, Inglaterra, armó su detector de metales. Lo probó para asegurarse que funcionaba bien y salió en busca de su martillo. Había perdido un martillo, herrumbrado y viejo, pero suyo de todos modos. Buscó en su propio patio y por los predios vecinos. En algún lado tendría que hallarse.
De pronto el detector comenzó a emitir sus señales. «Aquí debe de estar», se dijo el anciano, y armado de pico y pala, empezó a cavar. De pronto la pala golpeó algo metálico. No era su martillo sino un cofre. Dentro del cofre había un tesoro increíble: ¡más de dos mil monedas de oro y de plata, y cantidades de anillos, collares y brazaletes: un tesoro valorado en quince millones de dólares!
No hay persona en este mundo que no sueñe con encontrar, o conseguirse de alguna manera, un tesoro. Desde los tiempos de Robinson Crusoe y La isla del tesoro, chicos y grandes sueñan con descubrir cofres que contienen fortunas fabulosas. Con razón abundan las historias, algunas de ellas dramáticas y trágicas, otras ridículas y risibles, que constan de la búsqueda de tesoros. Hay mucha gente propensa a creer en esos tesoros escondidos y en montañas de perlas y diamantes, la misma que es dada a creer en fantasmas y aparecidos, horóscopos y ocultismo.
Desgraciadamente estos no son más que sueños fantásticos. Lo cierto es que si algún día uno de estos sueños se cumpliera, sólo produciría problemas, corrupción y ruina. El apóstol Pablo advierte contra semejante fantasía: «Sin embargo, los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina
» (1 Timoteo 6:9).(cursivas nuestras)
Sin embargo, hay un tesoro que debiera ser el más codiciado de todos los tesoros del mundo. No es un tesoro de perlas ni diamantes ni joyas, pues no es material. Es un tesoro mil veces más provechoso. Es espiritual, compuesto de virtudes morales que llevan a una vida abundante y feliz.
Ese tesoro es la Biblia, la eterna Palabra de Dios. Cada promesa de Dios estampada en la Biblia es una joya que enriquece el espíritu, da vida al alma y esperanza al corazón. Y cualquiera puede obtenerla, con sólo leer, escudriñar, indagar y escarbar.

No hay por qué buscar tesoros escondidos. Entre las tapas del Sagrado Libro está JEHOVA, Señor, , Maestro y Amigo. El que halla o encuentra a JEHOVA halla el mayor de los tesoros.

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